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Discusion y venganza.







Bob Marley - Sun Is Shining by ARTUROALMANZA

NOTA: Esta es una casi transcripción de un apunte en una libreta que le robé a este wey, me la chingue como en 7º semestre. Es una anotación que la escribí de manera muy acelerada. Durante el viaje diario de la Expo Bicentenario a la glorieta de Dos Rios. Al rededor de las 8:30 pm.

Alguna vez tuve un perro vegetariano, mientras lo tuve discutí mucho con él, era terco el cabrón, testarudo.
Le decía el mudo porque nunca aprendió a ladrar. Hablábamos todo el tiempo, nos tolerábamos pero al final la relación se hizo muy áspera.
Él fue quien me hizo convencerme de ser vegetariano.
Una noche serví un tazón de leche sobre mi cama, no sé por qué ese día hice el procedimiento al revés, me paré por el cereal y al voltear... el pinche mudo, el muy sinvergüenza, ya estaba parado sobre la cama, sus piernas, ligeras, estaban bien estiradas sosteniendo aquél ser tan menudo. El cabrón se estaba tomando la leche.
Alzando la voz y a manera de reclamo, le dije: " no mames wey, por qué haces esto cabrón, qué te pasa, pasándote de lanza. Chingao, si hasta te cocí las verduras y las dejé crocantes, como te gustan, y aún así me vienes a chingar con mi leche deslactosada. ¿Por qué eres así cabrón? Pinche ingrato.
El pinche perro del perro pinche echo las orejas hacia atrás, frunció el ceño, bajó la cabeza mas no los ojos. Tenía su vista bien clavada en mi rostro, era una mirada profunda que me señalaba. sus ojos eran los seguidores que iluminaban cada uno de mis movimientos ante aquél escenario que el mudo había montada ante sus ojos y detrás de mis acciones. Era un voyerismo acosador y acusador.
En seguida reparé, el muy cabrón se había vengado, porque en la mañana anterior me fui de casa sin haberle dado su tiempo para realizar su patrullaje matutino por el vecindario, en contra de las malas vibras.
Estando consciente de que aquél wey había sido paciente para llevar a cabo su cometido, me resigne a saberme derrotado, en esta ocasión. Sólo atine a decir, haciéndole notar el su grado de mamonería y ganas de chingar: Wey tu eres ovolácteo, no mames.


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